El modelo híbrido, que mezcla el trabajo presencial y el remoto, parece ser el elegido en esta “nueva normalidad”. Y con esto, se plantean nuevos desafíos para las empresas.
La tendencia es tan fuerte que incluso 8 Big Tech de Silcon Valley, cambiaron su forma de trabajo y se replantearon ya no volver al modelo presencial. «La era de la oficina como espacio central ha terminado», dijo Tobi Lütke CEO de Shopify. ¿Será así?
Beneficios del trabajo a distancia para las empresas
La pandemia ha provocado un punto de inflexión en las compañías a nivel mundial. En Latinoamérica se están dando los primeros pasos, pero en general, hay mucha improvisación.
Más allá de las evidentes ventajas que plantea este tipo de modalidad, nos enfocaremos específicamente en dos aspectos:
Aumento de productividad y satisfacción: De acuerdo a algunos estudios, un 63% de las empresas logró un incremento de la productividad de sus empleados durante el tercer trimestre de 2020. Pero no solo eso, las organizaciones prevén un aumento general de la productividad del 17% en los próximos dos o tres años.
Cuando un empleado hace trabajo a distancia, puede hacer más tareas de las que hace en la oficina, porque sabe que cuando las termine tendrá tiempo libre para pasar con su familia, amigos o aficiones.
El tiempo se optimiza porque se trabaja por metas y objetivos, es flexible mejorando así la conciliación de lo laboral y lo personal.
Otra ventaja aquí es que elimina el ausentismo laboral y contribuye a evitar largos desplazamientos que afectan la calidad de vida.
Se mejora la reputación de la empresa, logrando que los empleados optimicen el tiempo, estén más contentos y motivados. Y tenemos el plus de que podemos captar talento de cualquier lugar del mundo, gracias a las tecnologías.
Aumenta la rentabilidad: El teletrabajo reduce los costos en mobiliario e infraestructura. Si sigue esta tendencia, se reducen las necesidades de espacio de oficinas, y, en consecuencia, los alquileres. Además se ahorra en energía, en conexiones a Internet, en material de oficina y la lista sigue.
Repensar el rol de la oficina:
Teniendo en cuenta estos beneficios, hoy en día, hay miles de herramientas que nos permiten realizar de manera remota actividades que siempre pensábamos que eran imposibles. Ya no podemos pensar en volver a la imagen de oficina tradicional, ya no hay vuelta atrás.
Evidentemente no estoy hablando de una fábrica, en donde la producción debe ser realizada de manera presencial-por ahora-. Pero incluso allí, en las manufactureras, el resto de las actividades, administrativas, por ejemplo podrían optar por una modalidad mixta.
Hay que sacar lo mejor de cada modalidad y ver lo que mejor se adapta con nuestra empresa. La creación de productos, comunicación y gran parte del feedback a los empleados, son actividades que encajan bien en la esfera virtual.
Sin embargo, para hacer equipo y generar ese espíritu corporativo lo presencial es necesario. Las relaciones sociales son imprescindibles y, aunque esta puede darse en remoto, los beneficios de hacerla de manera presencial son indiscutibles.
La oficina del futuro debe ser como un portaviones: donde se optimice el tiempo para reuniones clave, contacto entre empleados y para cuestiones insoslayables.
Debe ser principalmente un espacio colaborativo, para socializar y para crear el sentido de comunidad.
Tal como dice mi amigo Andrés Silva Arancibia, si la tendencia continúa, como se presume que lo hará, para 2028 el 73 % de los equipos de trabajo tendrá colaboradores remotos. Quizás sea un buen momento para aquellas empresas que no lo hicieron todavía, empezar a pensar en mudar sus grandes oficinas a espacios de co-working. Y empezar a amigarse con las tecnologías y ver como hacemos la transformación digital.
Cada empresa debe redefinir sus compromisos y acuerdos, hacer un balance y revisar su modelo de negocio y adaptarlo a esta nueva realidad que vino para quedarse.
Repensar el liderazgo
La mayoría de los perjuicios que nos podemos encontrar en esta modalidad se refieren principalmente a cuando es la virtualidad está exagerada, o mal gestionada.
Aquí el rol de los líderes de la empresa es fundamental: establecer pautas claras de trabajo remoto, y humanizar las relaciones a distancia, son algunas de las claves.
Poder abrazar esta modalidad depende principalmente de nuestra capacidad de reinventarnos y de sacar el mejor partido de lo presencial y de lo virtual.
El desafío es encontrar el equilibrio adecuado para un enfoque híbrido y cuestionar las estructuras existentes, romper con prejuicios y preconceptos.
Hay que optar por la transversalidad y reinventarse.
Para eso el cambio debe venir desde arriba y replantearnos el rol de liderazgo. Un verdadero líder debe fomentar la autonomía, incentivar a los trabajadores a que tomen decisiones, fomentar la empatía y la transparencia.
Confiar en los empleados y comunicar los valores de la empresa para lograr conexiones más fuertes.
Debemos repensar la cultura de trabajo con nuevas cosas que nos unan pese a las distancias.
Para ello debemos contar con infraestructura digital adecuada que permita un trabajo digital fluido y que impulse la eficiencia de nuestros colaboradores.
La oficina como la conocíamos ha muerto. Abracemos la bimodalidad, la transformación ya está en marcha.
Y vos ¿Qué modalidad aplicaste en tu empresa?
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