Gestionar tu equipo de trabajo de manera eficiente, es clave para llevar adelante tu empresa. Para eso el rol del líder es fundamental. En este post repasamos 3 conceptos claves para que lo hagas de una manera exitosa.
La pandemia y todos los cambios que trajo el Covid19 vinieron para quedarse. Los consumidores y el comportamiento de nuestros equipos de trabajo han evolucionado, y tenemos que adaptarnos a eso. Los líderes debemos acomodarnos a esta nueva realidad, y debemos entender, con humildad, que no la sabemos todas.
El rol de liderazgo implica ser conscientes de todo esto que está ocurriendo. Los directores de las organizaciones nos tenemos que transformar: hoy quien gestiona equipos debe liderar buscando guiar y facilitar en vez de imponer.
Dejando esto claro, ahora vamos a ver 3 ejes para liderar un equipo de trabajo de una manera exitosa:
1.Objetivos Claros:
Establecer pautas de trabajo claro, definición de roles y responsabilidades sin fisuras desde un comienzo, facilita la forma de trabajar.
Todos los miembros del equipo deben estar al tanto de qué queremos, cómo lo vamos a lograr y hacia dónde vamos desde el minuto 0. Pero además, debemos decir definir el rol y responsabilidades que tiene cada uno. Todo transparente. Esto es indispensable para que lleguemos a la meta.
Esta definición va a ser la brújula que va a guiar a mis equipos de trabajo y va a aumentar la productividad: todos sabemos hacia dónde vamos desde el comienzo y remamos para el mismo lado.
Pensémoslo como cuando vamos de vacaciones. No es lo mismo organizar un viaje random que sí tenemos claro a dónde viajamos, presupuesto, logística etc. Si tenemos identificados los objetivos, todo el equipo puede participar, entender el plan y comprometerse. El rol del líder es clave por que debe acompañar y apoyar cuando sea necesario y ajustar si hemos perdido el rumbo.
2.Comunicación Efectiva:
Un verdadero líder debe fomentar una comunicación fluida y abierta con su grupo de trabajo y generar este tipo de intercambios entre el grupo en sí. Esta premisa debe estar estar presente cuando planteamos los objetivos, debe ser sin fisuras: en el a dónde queremos llegar y de qué manera se quiere lograr.
Pero como digo siempre, primero las personas: la comunicación debe ser activa y empática para poder atender las necesidades que se van presentando y acompañar de manera correcta a nuestros equipos de trabajo. El feedback constante permite demostrar que formamos parte y evita caer en fallas por malos entendidos.
Estar alertas, con buenos reflejos y perceptivos: atender los conflictos a tiempo es clave dentro de la comunicación. Hay que abordarlos antes de que salgan de control. Al hacerlo, se ayuda a los empleados a sentirse valorados, escuchados y una vez superada la tensión, se sienten humanamente comprendidos. Así pueden poner su atención total en el trabajo.
3.Sacar lo mejor de cada uno
Ser un buen líder implica estar presente en los procesos, pero confiar en quienes designamos para ser responsables de dichas tareas. Debemos hacer un seguimiento, acompañar y ofrecer ayuda cuando consideramos necesario.
Como líderes asumimos la responsabilidad de lo que sale mal, pero reconocemos a nuestro equipo cuando las cosas salen bien. Solo haciendo un seguimiento continuo podemos entender qué está pasando y empatizar con el equipo.
Debemos estar atentos y reconocer las debilidades y fortalezas de nuestros colaboradores, sus puntos fuertes y ver cómo sacar el mejor provecho para la empresa. Debemos estar atentos a las necesidades y si mi colaborador levanta la mano, tengo que estar a disposición.
Asignar tareas y delegar responsabilidades de acuerdo con las competencias de cada uno es fundamental para obtener los mejores resultados. La base es escuchar, mostrar confianza y delegar cuando sea necesario, buscando siempre sacar lo mejor de cada colaborador.
4. Bonus track: inspirar
Un verdadero líder comprende la importancia de inspirar al equipo. El respeto se gana, no se exige. ¿ Cómo se gana? con el ejemplo: mostrando empatía, confianza, humildad y admitiendo cuando nos equivocamos.
Si queremos lograr lo mejor de nuestros colaboradores, debemos buscar lo mejor de nosotros mismos porque en definitiva el liderazgo no se regatea: debemos inspirar a nuestros equipos y es aquí donde marcamos la diferencia (para bien o para mal).
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